miércoles, 16 de noviembre de 2011

El día de las ratas, de Dyonelio Machado*

Naziazeno es un hombre que se enfrenta a un gran problema: el lechero ha amenazado con dejar de repartirle dicho insumo si no le paga el adeudo que tiene con él. Y claro, está la esposa que lo presiona, pues la leche es básica para la alimentación del hijo, quien ha estado enfermo últimamente, y esto los ha obligado a pedir dinero prestado y las deudas y el trabajo que no da lo suficiente y las peleas y el azote de una puerta… Por ello, Naziazeno debe salir a buscar quién se apiade de él, le facilite el dinero que necesita (no es mucho, pues no pide nada para él o la mujer, sino sólo lo necesario para el bebé. No gastará en manteca, pan o queso, sino sólo en leche, así que quién puede negarse). Con estos elementos, Dyonelio Machado (Rio Grande do Sul, 1895 – Porto Alegre, 1985) describe la jornada de este personaje que parece tener todo en contra. Sin embargo, el lector en vez de apiadarse de él comienza por sentirse incómodo ante su holgazanería, luego se molesta cuando gasta el poco dinero que lleva en jugar a la ruleta (pensando ingenuamente que puede obtener el resto por medio de las apuestas), y termina muy enojado cuando observa cómo la preocupación de Naziazeno se reduce a pensar en medios para obtener el dinero, pero no hace nada por ayudar a sus amigos (quienes con tal de auxiliarlo empeñan un anillo con gran valor sentimental). Así, El día de las ratas es una novela que nos permite acompañar durante 24 horas a este fantasma que deja al destino resolver sus problemas y quien se la pasa de café en café tratando de provocar lástima, pero aprovechándose de la buena fe de los otros. Además, provoca la desesperación del lector cuando presencia cómo Naziazeno prefiere descansar en lugar de levantarse a impedir que las ratas roan el dinero que, aparentemente, tanto trabajo le ha costado reunir: “¡Siente pavor y un frío amargo dentro de sí! Aquel billete verde, grasoso, grasiento, está siendo roído… roído… roído. Ese hecho está ocurriendo ahora… ¡es contemporáneo a él…! Las ratas están royendo allí en la cocina… en la mesa… son dos… son tres… andan de aquí para allá… gritan… bailan… infatigables… afanosas… infatigables… ¡Se va a levantar! Va a hacer otro arreglo. Pero ¿cuál…?”. El día de las ratas es una novela que nos revela que un padre no es capaz de cualquier sacrificio por el bienestar de su hijo, pero sí puede, en cambio, utilizarlo como pretexto para dejar las labores del día, olvidarse de la esposa por unas horas, vagabundear por la ciudad no en busca del dinero, sino de algo que le permita descubrir lo que desea de la vida. El brasileño Dyonelio Machado cuenta que escribió esta novela en veinte noches y si esto es parte del mito alrededor de éste libro, también es cierto que El día de las ratas, que está narrado como si se fuera segando un campo (con frases breves, con descripciones mínimas, con violencia y de forma brusca), convierte a Naziazeno, su personaje principal, en uno de esos hombres consagrados únicamente a sí mismos que nos regalan algunas obras maestras: Bartleby, Stephen Dedalus y Oliveira, por ejemplo. Machado, Dyonelio. El día de las ratas. Adriana Hidalgo editora. 2010. *Publicado en Librosampleados

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