miércoles, 16 de febrero de 2011

Entre fantasmas y olvidos*



La venganza de los pájaros recuerda de forma inevitable la película Los pájaros, de Alfred Hitchcock. Sin embargo, lo que en la cinta es un hecho anormal (el miedo que las personas tienen a los ataques de las aves), en la novela es una constante. De ahí que los habitantes de ese pueblo teman acercarse a las ventanas, salir a la tarde, enfrentarse a esos seres que no sabemos si son animales o sólo miedos: “Todo mundo corría cuando los veía acercarse o abandonar los árboles en los que anidaban”.

Fernando, un niño que vive en una familia disfuncional, es el encargado de narrarnos su escalofriante pasado junto a una madre habitada por tres fantasmas; a un padre que no hace otra cosa que emborracharse y hablar de la amante que lo abandonó; a su hermana sonámbula y vidente; a su hermano que es un fantasma para la familia, y a sus dos hermanas más que sueñan con irse del pueblo para conocer el mar.

La venganza de los pájaros, novela de Guillermo Arreola (1969), es un acercamiento al pasado y al olvido, a las historias de familia que pudieron ser y a las que nos negamos a recordar. Es, también, un paseo por la violencia que vive un niño antes de convertirse en hombre: “Con un dejo de reproche [su madre] dijo que cuando lo vio le pareció que mi hermano tenía rasguños en el cuello y la cara. Nos quedamos unos minutos en silencio. Yo me acerqué las manos a los ojos; me miré los dedos tratando de imaginar cómo con ellos pude derrotar a mi primer enemigo”, dice en algún momento el protagonista refiriéndose a su hermano gemelo que nació muerto.

Además, este libro es un homenaje y una sátira al Pedro Páramo de Juan Rulfo: “Nosotras no, nosotras queremos ir a la ciudad y también conocer el mar”, le comentan sus hermanas a Fernando, “Ni que fuéramos parte de una historia rural para acabar todas afantasmadas y hablando con palabras mochas”.

Es la historia de un niño que sobrevive en el caos de los adultos, donde la madre quizá inventa fantasmas para hablar con alguien y no volverse loca, pero también es el retrato de las costumbres que parecen imposibles de cambiar: en el pueblo los hombres, para madurar, se convierten en borrachos e infieles, pues no les basta tener una sola mujer, necesitan: “Una para el amor, otra para la nostalgia”.

Esta novela retrata el eterno irse y regresar de las personas, los abandonos que sufre Fernando, los temores que le contagian por medio de historias moralizantes, hasta que lo dejan convertido en un niño que carga su sombra como si fuera su esqueleto. Todo esto a la espera de que sobrevenga la derrota final, y los padres, hastiados de sobrevivir, decidan hacer lo que todo el mundo: abandonar el pueblo, sacudirse el temor a los pájaros y dejar de jugar con la memoria.

Con un lenguaje sencillo, en ocasiones rulfiano, Guillermo Arreola nos muestra cómo los recuerdos son los encargados de formar nuestra personalidad, de darnos apellidos e historia; y cómo la peor venganza que existe es tal vez el olvido.

Arreola, Guillermo (2006), La venganza de los pájaros, México, Fondo de Cultura Económica, 110 páginas.

*Publicado en Adefesio.com

martes, 8 de febrero de 2011

Morir por una historia*



La frase hecha “morir de amor” tiene muchas variantes. Sin embargo, en Agnes de Peter Stamm (Winterthur, Suiza, 1963), renueva su sentido y nos muestra cuán dolorosa y afectiva puede ser una relación de pareja: “Agnes ha muerto. Ha muerto por una historia. Y nada me ha quedado de ella salvo esa historia”, nos cuenta el narrador de la novela una vez que la ficción ha alcanzado a la realidad, después de que él mismo ha escrito la historia de sus días al lado de Agnes.

Todo empieza una tarde cuando el narrador está en una biblioteca de Chicago y observa a una muchacha frente a sí: “Su físico no llamaba la atención, era delgada y no muy alta, su tupido pelo castaño le llegaba hasta los hombros, tenía la cara pálida y no estaba maquillada. Lo único insólito era su mirada. Parecía como si sus ojos pudieran transmitir palabras”. ¿Y qué puede hacer uno al toparse con una mujer así? Salir a fumar, invitarla por un café, hacerle creer que la rutina y las coincidencias son motivos suficientes para empezar una relación amorosa.

De esta forma, ella se enterará que el narrador escribe un libro sobre ferrocarriles de lujo, mientras que ella intenta descubrir por medio de modelos matemáticos a qué se debe el caos que rodea el orden del universo. Son dos seres solos en Chicago, sin familia, quienes con un pretexto se conforman para empezar a vivir juntos, se hacen preguntas trascendentes y se quedan en silencio cuando no tienen nada más qué decir.

Una tarde, de esas que disfrutan de sus silencios compartidos, Agnes le pregunta por qué ha dejado de escribir ficción y lo invita a que escriba la historia de ellos, a inmortalizarla por medio de una buena historia. Él, con tal de darle un gusto a la mujer que ama, comienza: “Vi a Agnes por primera vez en la Chicago Public Library, en abril de este año. Me llamo la atención nada más sentarse frente a mí en la sala de lectura”. A pesar de ello, no deja de advertirle: “La felicidad no da para buenas historias. La felicidad no puede describir. Es como la niebla, el humo, transparente y volátil”.

Es entonces cuando todo adquirirá una nueva realidad, pues con tal de que la historia sea lo más apegada a lo que ellos viven, Agnes es capaz de acudir con el vestido azul que el ha descrito en su relato, o irse a vivir al departamento de él cuando el personaje del cuento se lo pide a la Agnes de papel.

Así, los límites de la vida real comienzan a desaparecer y el final desembocará en una impactante escena que es la que mejor empata con los personajes de papel, aunque en ello vaya la vida de Agnes, tal como nos advierte desde el primer renglón de la novela Peter Stam.

Novela escrita con palabras bien vitaminadas, Agnes es una muestra de la una narrativa europea que no por ser aséptica deja de vibrar de emoción. Es, además, la descripción de las nuevas formas de relacionarse con una pareja: disfrutando (quizá en exceso) de la individualidad y compartiendo sólo lo que es imprescindible.

Stamm, Peter (2001), Agnes, El Acantilado, Barcelona, 152 páginas.

*Publicado en Adefesio.com