viernes, 14 de octubre de 2011

Sagarana, de Joao Guimaraes Rosa



Se dice que Joao Guimaraes Rosa (Minas Gerais, 1908-Río de Janerio, 1967) era un oscuro burócrata, quien en su oficina rara vez aceptaba visitas, pero cuentan que a una de las pocas personas que recibió fue a Juan Rulfo, de quien admiraba su forma de escribir (Rulfo, por cierto, también tenía en gran estima las obras del brasileño).

La biografía de Guimaraes es casi la de un personaje literario: dominaba diez idiomas que había aprendido de forma autodidacta, por ejemplo, y aunque en 1963 había sido electo para ingresar a la Academia Brasileña de Letras, por un oscuro presentimiento, dilató su ingreso formal hasta noviembre de 1967: “[Guimaraes Rosa] había prevenido a un par de amigos que si durante el lago discurso (una hora y quince minutos) sentía flaquear el corazón, haría una discreta señal con la mano para prevenirlos. Pero la ceremonia se realizó con toda felicidad y pompa. El corazón resistió el duro trance, la emoción de los aplausos, la corriente cálida de la amistad. Tres días más tarde, el domingo 19, se quedó solo en su casa mientras su mujer iba a misa con una nietecita. Estaba en su escritorio y se entretuvo en hablar por teléfono con unos amigos. Al término de esas conversaciones se sintió mal y llamó por teléfono a una antigua secretaria. Mientras le contaba que temía una crisis asmática y pedía socorro, se quedó callado. Cuando llegó su mujer ya estaba muerto”, relata Emir Rodríguez Monegal.

Seguir leyendo: http://sdl.librosampleados.mx/2014/02/sagarana-jguimaraesr/

2 comentarios:

  1. Muito boa a análise apresentada! Parabéns!
    Adriana T. de Almeida

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias por visitar el blog, Adriana. Y por dejar un comentario. Te agradezco tus palabras. Saludos desde México.

    Miguel Ángel

    ResponderEliminar