martes, 6 de diciembre de 2011
Job, de Joseph Roth*
José María Pérez Gay, traductor y presentador de Job, de Joseph Roth (Galitzia 1894-París, 1939), dice que ésta es la novela más judía de la literatura alemana. Tal vez lo acota porque al interior del texto hay judíos, se viven las tradiciones judías y porque el personaje principal, Mendel Singer, es un hombre temeroso de Dios y quien vive bajo sus preceptos sin importarle la justicia de estos. Sin embargo, Job es mucho más que eso: es la novela de un hombre sencillo, como señala el subtítulo de la obra, que está siendo puesto a prueba por su creador.
Mendel Singer es un profesor casi mediocre que hace malvivir a su familia con el poco dinero que gana de enseñarle las escrituras a cuatro o cinco niños (a veces seis o siete). Su esposa, Déborah, está arrepentida de haber desperdiciado su belleza al lado de este ser disminuido. De sus cuatro hijos, Jonás anhela convertirse en cosaco; mientras Schemarjah quiere imitar la vida gris de su padre; Miriam, por su parte, sueña con viajar y convertirse en la amante de aquellos que le galanteen, y Menuchim… él sólo dice “mamá”, pues nació idiota, con la cabeza grande y con la mente nublada.
Así, la existencia de estos personajes está unida por un pueblo, Zuchnov, en los albores de la Primera Guerra Mundial, en las tierras del zar ruso quien manda llamar a todos los jóvenes para hacerlos parte de su ejército; pero más allá, estos personajes no comparten sino un apellido, pues cada uno desea estar fuera del círculo al que pertenecen y descubrir lo que significa vivir.
Déborah reza para salvar a Menuchim, pero sus oraciones son despreciadas por Mendel, quien de a poco ha ido desconfiando de los milagros y de su propio Dios: “Dios es cruel, y cuanto más le obedecemos, más implacable se muestra con nosotros […] Dios prefiere aniquilar a los débiles. La flaqueza de un hombre despierta su fuerza, y la obediencia, su ira. […] Si acatas sus mandamientos, te dice que sólo lo acatas por tu propia conveniencia, Si dejas de acatar alguno de ellos, te persigue sin cesar con mil castigos y condenas. Si intentas sobornarlo, te abre un proceso. Y si eres un hombre honesto con él, acecha tu intención de soborno”. Todo esto lo piensa Mendel porque al parecer sobre él se están dejando caer todas las plagas bíblicas: sufre el odio de su esposa, sus hijos han sido enrolados y deberán partir a servir al zar, su hija se ha enredado con varios cosacos y Menuchim no hace más que estar en un rincón de la casa gritando, murmurando, gesticulando un “mamá” que a todos desconcierta. Hasta que su vida cambia: su hijo Schemarjah viaja a Estados Unidos y decide llevarse a la familia con él. De este modo, lo que parece un giro en su fortuna se convierte en la saña de su Dios contra Mendel Singer.
Narrada con belleza, esta novela es el cúmulo de personajes antes descritos, mismos que han sido delineados con maestría por Joseph Roth, quien regala frases mordaces o incuestionables. Por ejemplo, cuando Déborah acude con el rabino para solicitar consejo respecto a Menuchim lo que obtiene es un decreto (no una respuesta): “Menuchim, hijo de Mendel, se curará. En todo Israel no habrá muchos como él. El dolor lo hará sabio, la fealdad lo hará bondadoso, la amargura lo hará dulce y la enfermedad lo hará fuerte. Sus ojos serán grandes y profundos, y sus oídos claros y llenos de resonancias. Su boca callará, pero cuando abra los labios anunciará cosas buenas. No tengas miedo y vuelve a casa”. Mas esto no logra convencer a Mendel, quien decide abandonar al hijo en Rusia mientras él, su esposa e hija viajan a América en busca de esos sueños que comienzan a convertirse en epidemia entre los judíos: la libertad y el bienestar.
Job es la novela de Mendel Singer, quien “vivía entre los demás como un triste ejemplo de la crueldad de Jehová”, al mismo tiempo que es la historia de un hombre quien ha dejado de creer en los milagros, quien se sienta a orar únicamente por seguir la tradición, pero no porque tema, quiera u odie a Dios. Es el libro de un hombre que recuerda todo el peregrinar del pueblo judío, esa larga etapa en la que parecen no llegar a su destino; es la tragedia de un individuo que ha sido puesto a prueba por su Dios y que en esta prueba jamás conseguirá el triunfo. Es, como dicen, un libro cien por ciento judío, pero además es una obra que en cada oración nos pregona el amor del hombre por el hombre, el cariño que Joseph Roth le tiene a cada uno de sus personajes, y nos da muestra de que la literatura, la gran literatura, es el retrato de las miserias y bendiciones de hombres sencillos como Mendel Singer.
Roth, Joseph. Job. 1ª reimpr. Ediciones Cal y Arena, 2010
* Publicado en Librosampleados
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