viernes, 9 de marzo de 2012
Reinventar la historia familiar como forma de salvación*
Ronaldo Correia de Brito (Ceará, Brasil, 1951) ganó en 2009 el Premio San Pablo de Literatura, el más prestigiado que otorga el estado brasileño, con su primer novela: Galilea. Este libro, de múltiples lecturas, narra la historia de una familia, una estirpe y un poblado. También, es un reencuentro con la tradición literaria de ese país, una ruptura con los grandes maestros (Guimaraes Rosa, Clarice Lispector), y la reinvención de una tradición. Además, es una obra maestra que nos muestra que “cuando nos distanciamos de nuestro origen, el reencuentro con el pasado es doloroso, casi imposible”.
La historia comienza en una camioneta, donde viajen tres primos: Adonias (el narrador), David e Ismael, quienes se dirigen a Galilea para ver a su abuelo Raimundo Caetano, un patriarca que fundó un pueblo y quien está a punto de morir. El viaje, que semeja una road movie, podría ser fascinante, llenó de anécdotas, pero el recuerdo de los pecados de familia, de las historias que siempre se ocultaron, provocan una tensión sexual entre estos familiares: al parecer Ismael violó a David siendo niños, y Adonias (un heterosexual con esposa e hijos) fantasea con el primo indio que todos desprecian: Ismael.
Así, el camino a Galilea es la confrontación con el pasado, al mismo tiempo que es un cuestionarse las tradiciones del sertón brasileño. Por ello, en algún momento, los primos hablan sobre los nombres de árboles y aves que les hicieron aprender de niños y los cuales pueden recitar de memoria, pero sin poder identificar el árbol o el pájaro al que se refieren. Además, estos primos que vuelven por obligación a ver al abuelo, saben que él los desprecia y que tras su vuelta al terruño de infancia, se esconden otras intenciones (que los admiren, encontrar el camino a seguir o permanecer en el único lugar donde se sienten a salvo).
Con una prosa visual, Galilea es una novela que se vuelve entrañable por la forma como está narrada: “Para el abuelo Raimundo Caetano somos una banda de débiles, huimos en busca de las ciudades como las aves migratorias vuelan hacia el África”, dice en algún momento Adonias, y a partir de ese sentimiento de rechazo, comienza a reinventar la historia de su familia con tal de hallar un poco de esplendor en medio de la traición y violencia que permea a esa dinastía: “Disconformes con la crónica mediocre de nuestra trayectoria hacia el Brasil, sin héroes ni bravatas en ultramar, novelamos las vidas comunes de la familia, inventamos personajes y remendamos en ellos pedazos de narraciones, dramas y farsas de la tradición oral y de los libros clásicos“.
Sin embargo, Adonias no deja que la nostalgia convierta estas añoranzas en mentira: “Olíamos el paño, viajando en recuerdos de rosas, claveles, jazmines, miel de abeja, inventando lo que ni de lejos sentíamos, pues el damasco viejo y sucio hedía a guardado, pedos y humo”, dice cuando quieren hacerle creer que el pasado era bueno y no una realidad grotesca. Y este afirmarse en tierra lo consigue pensando como un viejo, con la sabiduría que aunque no quiera le enseñaron en esa tradición de la cual ahora reniega. Por lo anterior, puede sentenciar filosóficamente: “Dormí como duermen las piedras, sin sueños” o puede perfilar claramente una imagen que parece una revelación: “Ismael sufrió un leve temblor en el cuerpo, igual a los peces cuando muerden la carnada y no logran librarse del anzuelo”.
Galilea es una novela memorable, que narra la travesía de Adonias en busca de su pasado y de las respuestas que le ayuden a afirmarse como hombre en el presente. Es la historia de este hombre quien mete la cabeza, peligrosamente, en las tradiciones que por algo habían sido ocultadas y por ello puede que se pierda en el camino: “Ya no sé qué dirección tomar. Hasta hace muy poco tiempo, el mundo alrededor de mí era comprensible y amable. Ahora, su significado se me escapa por completo”.
Ojalá pronto lleguen a México las traducciones de los dos libros de cuentos de Correia de Brito, pues eso permitiría asomarnos en una de las tradiciones literarias más ricas de toda América, así como profundizar en este autor que será una revelación para quien lo lea.
Correia de Brito, Ronaldo (2010), Galilea, Adriana Hidalgo editora, Buenos Aires, 308 páginas.
* Publicado en Adefesio.com
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