jueves, 14 de abril de 2011
La peor señora es la mejor historia*
“En el norte de Turambul, había una vez una señora que era la peor señora del mundo. Era gorda como un hipopótamo, fumaba puro y tenía dos colmillos puntiagudos y brillantes. Además, usaba botas de pico y tenía unas uñas grandes y filosas con las que le gustaba rasguñar a la gente”. Este es el inicio de una historia, pero no de cualquier historia, sino de la historia para niños más exitosa en la literatura mexicana: La peor señora del mundo, de Francisco Hinojosa (México, 1954).
Como todo éxito hay muchos mitos alrededor de este libro que ha vendido más de 300 mil ejemplares (algo impensable en nuestro país), que ha sido traducido al portugués y otros idiomas, que en el 2010 llevaba 16 reimpresiones y que ha dado pie a adaptaciones teatrales, a canciones y a un sinfín de reconocimientos.
Se dice, por ejemplo, que se escribió en tan sólo cinco horas; que el primer editor a quien Hinojosa le llevó el manuscrito lo rechazó tajantemente y le recomendó olvidarse de escribir para niños, y que ha salido o está por salir una línea de juguetes con la imagen de la peor señora del mundo. Por cierto, hace poco, la revista El chamuco, al rendirle un homenaje a Rafael Barajas “El Fisgón”, ilustrador del libro, hizo una parodia de su personaje y creó a La peor señora de México, quien tenía el rostro de Elba Esther Gordillo.
¿Pero qué tiene La peor señora del mundo que la hace tan especial? Aventuremos algunas respuestas. La protagonista de la historia es una villana que le da de comer carne para perros a sus hijos, que deja pelones a los leones y a quien le teme todo el pueblo. Es decir, es una antiheroína a quien se le saltan las venas de los ojos ante su maldad. Es, por llamarla de alguna forma, un ser que en lugar de lograr que los lectores se identifiquen con ella, lo que consigue es inspirar temor. Tal vez de ahí el interés de los niños.
Otra posibilidad: el cuento, a pesar de la crueldad, no busca otra cosa más que divertir. Está lejos de las historias edificantes (aunque no por eso no tenga una “moraleja”), no tiene príncipes azules ni princesas rosas, no hay dragones sino palomas mensajeras alimentadas con salsa de chile. Así, lleva al lector a identificarse con “el pueblo” y a querer que la peor señora del mundo obtenga un castigo.
Una última: Los dibujos de “El Fisgón” llegan a ser grotescos, tal como muchas de las caricaturas de hoy en día. No son dignos de un sueño, sino de una pesadilla. Además, provocan tanto terror que con el desenlace llega un relajamiento que se logra sólo con el espléndido final.
Pero, más allá de todo esto de qué trata el libro: La peor señora del mundo vive martirizando a un pueblo. Cuando los habitantes se hartan se marchan del poblado. Al verse sola, la peor señora del mundo alimenta a una paloma (que desafortunadamente no pudo huir al estar enjaulada) con tal de mandarle un recado de arrepentimiento a los pobladores: “He recapacitado y creo que yo era una mala persona. Ya no volveré a ser como era antes. Para que me lo crean, me voy a dejar pisar y rasguñar por todos los que quieran hacerlo”, les escribe para convencerlos. Una vez que logra que regresen construye una muralla para que nadie pueda huir. A partir de ahí, los habitantes deberán pensar una estrategia para no continuar siendo víctimas de la peor señora del mundo.
Historia entretenida, de terror, infantil, que provoca risas, La peor señora del mundo es un excelente libro para niños, y para todos los amantes de los buenos libros. Por cierto, hay una edición de aniversario, con pasta dura y todos los dibujos a color, muy recomendable.
Hinojosa, Francisco (2010), La peor señora del mundo, ilustraciones de Rafael Barajas, “El Fisgón”, 10ª reimpresión, México, Fondo de Cultura Económica, 48 páginas.
*Publicado en Adefesio.com
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